No podría haberse pedido una competencia más dramática y emotiva. Varios de los jugadores mejor rankeados en el orbe batallaron en una jornada final que se tornó trepidante, con volteretas múltiples en la tabla de clasificación y con derrumbes de algunos jugadores que venían marcados como grandes favoritos. Nada más y nada menos que el número uno del mundo salió con el oro de París, Scottie Scheffler, que fue obligado a disparar una de las mejores rondas de su carrera para remontar posiciones y llevarse la presea codiciada; no sin antes haber librado una batalla memorable contra otros astros del golf mundial, como Tommy Fleetwood, Jon Rahm, Xander Schauffele, Hideki Matsuyama, Rory McIlroy, Joaquín Niemann y un desconocido francés, Victor Perez, quien con golpes de fantasía provocó la locura entre los aficionados que abarrotaron esta cancha. Le Golf National, que fuera sede de la Ryder Cup 2018, fue formidable para esta competición, en donde los truculentos hoyos de la recta final causaron varios descalabros que destruyeron sueños de grandeza deportiva.
Si esta edición de los Juegos Olímpicos en golf provocó que Scottie Scheffler fuera llevado al límite de sus capacidades, demuestra en mucho la renovada dimensión del torneo. Fue auténticamente una final de locura, en donde hasta ocho jugadores estaban separados por tres golpes solamente. Con un triple empate en lo alto de la tabla en 14-bajo par, entre Tommy Fleetwood, Jon Rahm y Xander Schauffele, se antojaba una final de pronóstico reservado y así fue. Poco antes, Hideki Matsuyama, Rory McIlroy y Nicolai Hojgaard integraron el penúltimo grupo de la jornada final. Por su parte, Scottie Scheffler arrancó en el antepenúltimo grupo, al lado del talentoso coreano Tom Kim y del belga Thomas Detry. Scheffler inició en 10-bajo par, a cuatro golpes de distancia y en determinado momento, cuando Jon Rahm llegó a 20-bajo par, el estadunidense se encontraba a seis golpes del liderato, en 14-bajo par. Scheffler, quien sabía que necesitaba un arranque vertiginoso, logró su cometido muy pronto, con tres birdies tempraneros para iniciar su recorrido final. Sin embargo, luego hiló seis pares, en lo que parecía que su gran esfuerzo se había enfriado. Pero reservó lo mejor para la recta final, en donde se encendió con una ráfaga de birdies en el 10, 12, 14, 15, 16 y 17 para tomar control del torneo y poner el 19-bajo par en la pizarra, antes de la llegada de los grupos finales. Con una vuelta final de 62 golpes, igualó la marca del campo, en poder de los hermanos gemelos Rasmus y Nicolai Hojgaard. Su score total fue de 265 golpes, 19-bajo par.
El británicoTommy FLeetwood, quien durante buena parte de la vuelta final estuvo muy cerca o compartiendo la punta, firmó una tarjeta final de 66 golpes, cinco-bajo par, que le dio la medalla de plata, con un golpe más, es decir 266 golpes. Finalmente, el tercer sitio fue para el indomable japonés, Hideki Matsuyama, quien con una ronda final de 65 golpes, seis-bajo par, capturó el bronce para el Imperio del Sol Naciente. Acumuló 267 golpes, 17-bajo par.
Sin duda, el gran perdedor fue el español Jon Rahm, quien con un arranque de antología, había tomado el control del torneo, cuando llegó a 20-bajo par, tras haber embocado seis birdies en sus primeros diez hoyos. Pero el comienzo de la debacle llegó en el hoyo 11, en donde cuando poteaba para birdie, repentinamente perdió el toque sobre el green y sufrió tres putts para su primer bogey. Otro bogey en el 12 ya era un claro aviso de que las cosas salían de control y el colmo llegó en el par-5 del hoyo 14, en donde Rahm incomprensiblemente cometió un horrendo doble-bogey. Eran los momentos cuando Scottie Scheffler anotaba birdie tras birdie, que lo llevaba a desbancar a Rahm del liderato. Finalmente y luego de otros bogeys al final, Rahm salió en definitiva de la lucha por las medallas y firmó tarjeta de 70 golpes para score de 269 golpes, 15-bajo par. Empató con Rory McIlroy en el quinto lugar, quien anotó una ronda final de 66 golpes, cinco-bajo par. Antes que ellos, un determinado francés, Victor Perez, casi alcanza medalla, contra todo pronóstico. Con un impresionante registro final de 63 golpes, ocho-bajo par, Perez finalizó en el cuarto lugar, con score de 268 golpes, 16-bajo par. Su actuación fue ciertamente muy meritoria.
Entre los latinos hubo poco que festejar, ya que fuera de algunos momentos de Joaquín Niemann, ninguno dio muestras de tener los tamaños para entrar a la lucha por las medallas. Al menos tres años antes, Carlos Ortiz, en Japón, se había metido de lleno a la disputa en la jornada final, cuando jugó en el grupo final al lado del héroe local, Hideki Matsuyama y también la lucha de Sebastián Muñoz en el desempate por la medalla de bronce, en donde varios jugadores de nivel fueron vencidos por C.T. Pan. Esta vez los mexicanos quedaron muy lejos del podio. Carlos Ortiz acumuló 279 golpes, cinco-bajo par, en el puesto 26. Abraham Ancer, por su parte, con 282, dos-bajo par, en el lugar 35. Niemann anotó una ronda final de 68, tres-bajo par y compartió el noveno sitio, con 272 golpes, 12-bajo par.
Mauricio Durazo Villanueva