En el PGA Tour, a mitad del camino parecía que el Genesis se decidiría en un gran duelo entre Scottie Scheffler y Rory McIlroy. Ambos había tenido un buen segundo día y se veían encaminados para verse las caras en la recta final, en la cancha de Torrey Pines, que nuevamente fue empleada en este año, en virtud de los cuantiosos daños que sufrió el suburbio de Pacific Palisades, en donde se localiza la cancha titular, Riviera Country Club. Pero en un hecho inusitado, ambos jugadores se desplomaron en la tercera vuelta, poniendo números en la pizarra, verdaderamente abultados. Rory firmó tarjeta de 74 golpes, por un increíble 76 de Scheffler, el indiscutible número uno. Estos registros abrieron la puerta a dos jugadores veteranos, pero que todavía no han alcanzado su primer título en el PGA Tour: Patrick Rodgers y Denny McCarthy, ambos estadunidenses. Así, ambos integraron el grupo final, Rodgers en ocho-bajo par y McCarthy en siete-bajo par.
Ya en la ronda final, desde muy atrás surgieron dos contendientes, el estadunidense Maverick McNealy, que arrancó en tres-bajo par y el sueco Ludvig Aberg, que estaba anclado en seis-bajo par. El duelo final lo escenificaron ambos, de manera sensacional, con recorridos y golpes espectaculares, que le dieron un tono dramático al Genesis Invitational. Finalmente, predominó el sueco, quien así capturó su segundo título en el PGA Tour. Había ganado inicialmente el RSM Classic en 2023, pero a pesar de que no había vuelta a triunfar, sus estadísticas en cuanto a finalizaciones dentro de los 10-primeros, llamaba mucho la atención. Adicionalmente, recordemos que apenas convertido en profesional, fue seleccionado para la Ryder Cup en 2023.
Ludvig Aberg, camino a la victoria, debió sobrepasar el inmenso esfuerzo que realizó Maverick McNealy, que se despachó con un racimo de nueve birdies en sus primeros 13 hoyos, algo increíble en esta cancha. Pero el estadunidense aflojó en la recta final, ya sin birdies y son un solitario bogey, en el 14, que frenó su empuje hacia el título. Con 64 golpes, ocho-bajo par, puso en la pizarra el score de once-bajo par, con 277 golpes.
Fue Ludvig Aberg quien lanzó su ataque en los hoyos finales, de manera sensacional, casi inesperada, ya que de quien se esperaba una fuerte arremetida era de parte de Scottie Scheffler. Aberg, con birdies en los hoyos 13, 14 y 15, igualó el once-bajo par de McNealy, preparando el escenario para el gran final, en el monumental green del hoyo 18 de Torrey Pines. Con dos golpes fantásticos alcanzó el green del par-5, pero era necesario que lograra dos putts desde una larga distancia. Aceptó el reto y después de dejarse un segundo putt desde más de dos metros, con toda calma embocó el golpe ganador. Un final a la altura de un gran torneo, auspiciado por la Fundación de Tiger Woods.
Scottie Scheffler, con un sólido 66, seis-bajo par, se metió al tercer lugar, con nueve-bajo par y 279 golpes, Patrick Rodgers empató con él, tras un recorrido final de 71, uno-bajo par. EN el quinto lugar, con ocho-bajo par, empataron Patrick Cantlay, Tommy Fleetwood, Tony Finau y Denny McCarthy.
Nico Echavarría fue el único latinoamericano, con score de 288, par de cancha, en el puesto 34.
Mauricio Durazo Villanueva