No solamente estuvo acompañado por su mejor maestro, su propio padre, quien lo introdujo al golf y quien lo ha guiado a lo largo de su fulgurante carrera. Ahora, su padre fue su caddie en el torneo más importante de su carrera y para haber ganado, el escocés debió contener un fuerte embate de varios jugadores de diversas nacionalidades; Rory McIlroy, de Irlanda del Norte, el local Mackenzie Hugues, el coreano Tom Kim, el francés Victor Perez y el australiano Ryan Fox, un jugador de gran poderío y que ha jugado en prácticamente todas las giras del orbe.
Ante este escenario, McIntyre se creció ante la presión y disparó una vuelta final de 68 golpes, dos-bajo par y así llevarse el título del RBC Canadian Open. Acumuló un score de 264 golpes, 16-bajo par, suficiente para haber vencido a Ben Griffin por solo uno. El estadunidense registró un total de 265 golpes, 15-bajo par, tras haber firmado tarjeta de 65 golpes, cinco-bajo par. Victor Perez fue tercero con score de 266 golpes, 14-bajo par, con tarjeta final de 64, seis-bajo par. Rory también anotó un extraordinario 64, pero no fue suficiente para aspirar al campeonato, uno que previamente ya alcanzó el nor-irlandés.
Fue la primera conquista del de Escocia en el PGA Tour, luego de haber brillado en el DP World Tour, anteriormente la Gira Europea. Ya en el pasado PGA Championship, McIntyre ya dio muestras claras de su enorme potencial. Estuvo rondando alrededor de los primeros puestos y se le vio material susceptible para disputar con los mejores del mundo.
Mauricio Durazo Villanueva