Una nueva edición de la Presidents Cup, nuevas expectativas que se generaron, esperanzas de revertir la historia, pero al final, el mismo resultado adverso para la escuadra Internacional, que esta vez puso todo lo que estuvo al alcance para intentar darle un nuevo curso a la historia. Una primera jornada en que fueron blanqueados por 5-0 por la poderosa escuadra estadunidense, pero que provocó una furibunda reacción por los Internacionales, que respondieron con un 5-0 por igual, en la segunda jornada, disputada el viernes. Por momentos y de golpe, la contienda se transformó en una que estaba decidida desde el primer día, en otra que prometía una final de pronóstico reservado.
Cuando llegamos al sábado por la mañana, el marcador estaba 5-5 y todo mundo esperaba ocho encuentros electrizantes en este día. No obstante y como sucede frecuentemente en estos matches, el Capitán Jim Furyk manejó mucho mejor sus piezas y logró salir avante en ambas sesiones sabatinas, por marcador de 3-1 en cada una. Mike Weir fue muy criticado por los expertos, ya que para los cuatro partidos de foursomes de la tarde, repitió a algunas combinaciones que ya habían perdido por la mañana, así que muchos consideraron que Furyk le ganó la jugada en general. Se vio obligado a utilizar intensivamente a varios jugadores y, como lo vimos el sábado por la tarde, cuando ya oscurecía, varios jugadores estaban agotados. Hideki Matsuyama, uno de ellos. Los parciales de 3-1 en ambas sesiones sabatinas puso los cartones 11-7 para entrar a los individuales.
Con este panorama, era ya muy complicado para los Internacionales intentar una remontada casi imposible, toda vez que Jim Furyk mandó a sus cartas fuertes en los primeros partidos, como fue el caso de Xander Schauffele, quien dio una paliza al experimentado Jason Day. Al menos se esperaba que la escuadra local se llevara la sesión de individuales, que hubiese acortado las diferencias, pero no sucedió así y Estados Unidos volvió a superar a los Internacionales por 7 1/2 a 4 1/2. El score total fue de 18 1/2 contra 11 1/2. Además de Schauffele, ganaron Collin Morikawa, Max Homa, Russell Henley, Patrick Cantlay y Keegan Bradley. Por los Internaciones, vencieron Corey Conners, Christiaan Bezuidenhout y Hideki Matsuyama, quien dio cuenta de Scottie Scheffler en el mejor encuentro dominical. Tom Kim, en otro choque electrizante, empató con Sam Burns.
Desde que la Presidents Cup nació en 1994, los Internacionales solamente han podido vencer en una ocasión, cuando destrozaron a Estados Unidos en Melbourne, Australia en 1998. Posteriormente, se registró el único empate, en 2003 en Sudáfrica. Pero desde 2005, solamente ha habido triunfos de Estados Unidos. Por ello, en el ambiente se respiró el deseo de que se hagan modificaciones al formato, con objeto de que haya una genuina competencia. Para que el Presidents Cup pueda valorarse al mismo nivel que la Ryder Cup, muchos piensan que debe haber cambios. Pero, por otra parte, hay otras voces que recomiendan que será cuestión de tiempo para que veamos a las nuevas estrellas internacionales.
En resumen, Mike Weir tuvo algo de culpa en las decisiones que tomó. El jueves, en la sesión inaugural, no aprovechó a los canadienses, Hughes, Pendrith y Conners, quienes en general tuvieron destellos y oscuros. Pudieron haber sido más decisivos para su equipo, hubo muchos momentos en que erraron cuando se necesitaba de ejecuciones extraordinarias. Quienes brillaron más fueron los coreanos, Si Woo Kim, Tom Kim y Sungjae Im, así como el japonés Hideki Matsuyama.
Por los visitantes, la columna vertebral les dio un resultado extraordinario, ya que le efectividad de Scottie Scheffler, Xander Schauffele, Collin Morikawa, Patrick Cantlay, Keegan Bradley, Sam Burns y Russell Henley fue inmejorable. Sin duda, son jugadores que prevaalecerán por muchos años en el equipo. Y considerando que Justin Thomas no jugó en esta ocasión.
Y finalmente, LIV Golf indudablemente ha afectado mucho más al International que a Estados Unidos. Ausencias como Joaquín Niemann, Cameron Smith, Marc Leishman, Abraham Ancer, Sebastián Muñoz y Louis Oosthuizen se dejaron sentir.
Mauricio Durazo Villanueva