
Edición 125 del U.S. Open
Una semana inolvidable en la fantástica cancha de Oakmont, que una vez más fue uno de los protagonistas en la edición 125 del U.S. Open, que este domingo concluyó con la formidable victoria del estadunidense J.J. Spaun, quien al concluir su obra maestra en Oakmont, embocó un monstruoso putt de 20 metros para poner fin al torneo y electrizar a los miles de aficionados que abarrotaron las graderías en Pennsylvania. Un final de apoteosis en una de las canchas favoritas para celebrar el campeonato nacional de Estados Unidos, que hasta en nueve ocasiones ha sido la sede del torneo. Efectivamente, fue una de las ediciones más dramáticas en la historia reciente del U.S. Open, ya que faltando solamente cuatro hoyos para concluir, nadie tenía claro quién levantaría el trofeo de ganador. Y el mejor ingrediente para los aficionados mexicanos fue la monumental participación de Carlos Ortiz, quien en el mejor momento de su carrera se colocó por momentos, empatado en el liderato en un múltiple empate. Al final, el tremendo hoyo 15 lo hizo retroceder y finalizó empatado en cuarto lugar, en la mejor actuación, por mucho, que un golfista mexicano ha tenido en la rica historia de este campeonato. Ya habíamos anotado en varias ocasiones, la experiencia que absorbió Carlos Ortiz en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 (2021), fue invaluable, ya que lo vio jugar al lado de Hideki Matsuyama en el grupo final en la tercera jornada; aunque Ortiz se desplomó aquel día, es evidente que Tokyo le aportó mucho para su desarrollo como golfista. Recientemente, Ortiz ganó un torneo calificatorio, en Macau, válido para el Open Championship, además de los méritos para haber calificado para el propio U.S. Open. Sin duda, una gran página la que ayer acaba de escribir el tapatío, haciendo historia entre los golfistas mexicanos. Nunca antes, un golfista mexicano había terminado dentro de los 10 primeros en un U.S. Open. Ortiz lo hizo mucho mejor, en el cuarto lugar.
Por su parte, J.J. Spaun fue la figura estelar de la semana. Comenzó con un sólido 66, cuatro-bajo par, pero fue superado enseguida por un determinado Sam Burns, quien parecía encaminado a lograr el primer torneo grande en su carrera. En la jornada dominical, Burns y Adam Scott jugaron en el grupo de honor y, previamente, J.J. Spaun y Viktor Hovland en el penúltimo. Carlos Ortiz, quien disparó la mejor tarjeta del sábado con 67 golpes, jugó en el antepenúltimo grupo, al lado de otro jugador de LIV Golf, Tyrrell Hatton. Increíblemente, J.J. Spaun, en un arranque de pesadilla parecía desmoronarse, ya que con cinco bogeys en los primeros seis hoyos, caía hasta dos-sobre par, lejos de los punteros; parecería increíble que después de este inicio, haya logrado terminar con ronda de 72, dos-sobre par, que lo convirtió en el único jugador en finalizar el torneo bajo-par. Con tarjetas de 66-72-69-72 sumó 279 golpes, uno-bajo par y capturó su primer torneo grande y el primero desde que venció en el Valero Texas Open en 2022. Ya en el Players Championship de este año Spaun había enviado señales claras de que su juego había ascendido a nuevas alturas. Solamente un inspirado Rory McIlroy pudo vencerlo, en playoff, en la cancha de TPC Sawgrass. Este título, el U.S. Open, es apenas su segunda victoria oficial en el PGA Tour. Su otra victoria fue en el Boise Open, perteneciente al Korn Ferry Tour, ya que J.J. Spaun es de los jugadores que ha visto perder su tarjeta de este circuito. Sin duda, su historia es la más reveladora del año, hasta este momento.
Adam Scott y Sam Burns, en el grupo final, tuvieron un final para el olvido, no obstante que durante buena parte de la jornada final se mantuvieron con esperanzas de llevarse el trofeo de campeón. Otra de las figuras indiscutibles fue el escocés Robert MacIntyre, quien fue el mejor en las dos vueltas del fin de semana, con parciales de 69-68. Quizá nadie lo vio trepar a los primeros lugares, pero al firmar tarjeta de 68, dos-bajo par, era el líder en la casa club, con un respetable 281, uno-sobre par. Con la cancha de Oakmont cada vez más complicada y con las lluvias que dificultaron aún más, era muy probable que el zurdo escocés empatara en el liderato al final, pero el avance de la tarde y los retrasos hicieron más dramático el final, puesto que había una remota posibilidad de que oscureciera antes de poder concluir el torneo. Así, el tercer birdie de Spaun, en el hoyo 17, lo colocó en el par de la cancha, un golpe arriba de MacIntyre y con la posibilidad de asegurar el título con un par en el hoyo 18, un par-4 muy difícil y desafiante; un gran hoyo para finalizar el campeonato. Pero J.J. Spaun lo hizo mucho más dramático, al embocar el putt más largo que cualquier jugador logró en todo el torneo, desde 64 pies de distancia, que le dio un birdie que no necesitaba, pero que puso un sello de «para la historia» a esta inmensa victoria. Sepultó los sueños del escocés, quien observaba incrédulo el último tiro en la televisión. Enseguida, las escenas enternecedoras y estremecedoras de la celebración del estadunidense.
Tras el final de Robert MacIntyre, en uno-sobre par, llegó el momento en que Carlos Ortiz arañó la gloria, solamente por unos instantes, cuando terminó el hoyo 14. En ese momento, Ortiz estaba en uno-sobre par en el campeonato, luego de que había arrancado en el par de la cancha, el único en ese escalón. Empataba con varios jugadores en el liderato, entre ellos Adam Scott, Sam Burns, Viktor Hovland y el propio J.J. Spaun, todos como co-lìderes. Ahí, nadie pudo haber advertido lo que vendría hacia el final y lamentablemente para Ortiz, fue presa del terrible hoyo 15, con doble-bogey que descarriló sus esperanzas de aspirar al título. Cerró bien, con 73 golpes, tres-sobre par y cuarto lugar en el agregado. Su parciales de 71-72-67-73 sumaron 283 golpes, tres-sobre par. Asegura su lugar en el Masters de 2026 y también en el próximo U.S. Open. Compartió el cuarto sitio con Tyrrell Hatton (72) y con Cameron Young (70). Viktor Hovland, por su parte, tuvo una notable actuación, jugando al lado de J.J. Spaun. Se mantuvo en la pelea durante casi toda la vuelta final y con su tarjeta de 73, tres-sobre par, aseguró el tercer lugar en solitario, con 282 golpes, dos-sobre par. Los otros dos latinos que pasaron el corte fueron Emiliano Grillo (73) en el puesto 19 con 287 golpes y Jhonattan Vegas (77) en el lugar 46 con 293 golpes. Entre los amateur, el único que libró el corte fue Justin Hastings, campeón del Latin America Amateur, quien ocupó el lugar 55 con score de 295 golpes, 15-sobre par. Así, orgullosamente se quedó con la medalla al mejor aficionado.
Mauricio Durazo Villanueva